Seguro que alguna vez se ha planteado la clásica pregunta de “¿quién fue primero? ¿La gallina o el huevo?”. Naturalmente, es una pregunta-trampa, sin respuesta: la gallina nace de un huevo que ha puesto otra gallina, la cual procede de otro huevo puesto por otra gallina. La verdad: ¿y qué más da la prioridad?
Parece que las gallinas son originarias de Bengala, al noreste de la India. De allí se expandieron por todo el sureste asiático y China, al tiempo que iniciaban su viaje a Occidente; así llegaron a la poderosa Persia de Ciro y Jerjes, de donde acabaron pasando a la Grecia de Aristóteles, y de ahí al resto de Europa.
Mucho después, los árabes las extendieron por África y, más tarde aún, los españoles les hicieron cruzar el Atlántico. Hoy hay gallinas en todo el mundo… y, como es lógico, pollos.