Los empleados del depósito de cadáveres del pequeño municipio de Libode, en Sudáfrica, se llevaron un susto de muerte cuando este domingo comenzaron a escuchar gritos provenientes de una de las cámaras frigoríficas.
La voz clamando porque le dejaran salir porque hacía mucho frío pertenecía a un sudafricano de 50 años, cuyo “cadáver” había sido ingresado 21 horas antes.
Sus familiares habían solicitado su ingreso en la morgue, cuando vieron que no se despertaba, creyendo que había muerto.
Tras huir despavoridos pensando que se trataba de un fantasma, los dos empleados del depósito regresaron y llamaron a una ambulancia.
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada, fue hospitalizado por deshidratación.
Fue puesto bajo observación y los doctores concluyeron que su estado era estable, sin que precisara más tratamiento, según un portavoz del servicio de salud de la Provincia Oriental del Cabo, donde sucedieron los hechos